Redacción: Axel Coronel

Fotografía y Video: Mariela Pocurull

La Arena Monterrey fue testigo de la nueva súper producción “Jesucristo Super Estrella” la cual tuvo dos funciones el sábado 17 de Agosto y con localidades agotadas.

La primer función comenzó a las 17:00hrs y fue donde tuvimos posibilidad de acceder para disfrutar de dicha puesta en escena. La obra arrancó con el número musical de “Un cielo en su imaginación” de Judas, el cual es interpretado por el ex timbiriche Erik Rubín el cual vocalmente deja sorprendido a más de uno pero actoralmente se pudo notar que tenía poca experiencia.

Y sí, “Jesucristo Súper  Estrella” podrá tener una gran producción, excelentes músicos y bailarines, vestuarios de altura y una buena ambientación pero algo que se puede reclamar a los protagonistas es el hecho de que no son actores y por momentos deja de ser una obra de teatro para convertirse en un concierto con temática.

 

El primer acto pasó algo lento e incluso desapercibido, a pesar de que los asistentes no dejaban de aplaudir, se podía notar algo importante y es que los recintos tan grandes siempre perjudicarán en gran medida a las obras de teatro ya que no solo se deja de apreciar el escenario, sino que también se pierde esa cercanía a los actores y es más complicado que el espectador pueda “enganchar” con la obra.

Durante dicho primer acto, pudimos ver a casi todos los protagonistas en escena (solo Enrique Guzmán como Herodes salió hasta el segundo acto) y con prácticamente todos los cantantes se podía observar la falta de interpretación en sus canciones, puede que se escuchara muy bien pero simplemente no mostraban las emociones que sus canciones o personajes ameritaban.

María José fue dónde más se notó esta situación, ya que a pesar de tener una voz impresionante, nunca pudo conectar con su personaje “Maria Magdalena” lo que simplemente hizo que el personaje pasara desapercibido y solo se escuchara bonito cuando cantaba.

Hay que recalcar que también Yahir, Leonardo de Lozanne, Erik Rubín, Kalimba y el propio Enrique Guzmán se notó un poco más de entrega hacia los personajes que cada uno hacía pero en tema de actuación se quedaron algo cortos. El único de ellos que se mostraba comprometido y metido en su personaje fue Beto Cuevas, quien a pesar de tener malestares en la garganta y que estos se evidenciaban por momentos en la obra, la energía y pasión que Beto le entregó a Jesús (su personaje) fue simplemente de admirar.

14 números musicales tuvo el primer acto y justo cuando iba a terminar la primera parte en el número de Erik Rubín de “Condenados para siempre” el audio del micrófono del cantante se fue, siendo toda esa canción y más de la mitad de “Dinero Maldito” que el audio no podía solucionarse. Erik mostrándose profesional no dejó de cantar en ningún momento pero para cuando el audio regreso, prácticamente había terminado el número musical lo cual perdió esa “magia” el cierre del primer acto.

Para el segundo acto todo cambio, la obra pasó de menos a más y eso hizo mejorar la experiencia de la obra, solo 12 números musicales tuvo el segundo acto en el cual la gente estuvo más atraída a lo que pasaba en el escenario.

A la mitad del segundo acto salió Enrique Guzmán interpretando “La canción del Rey Herodes” y ocasionó el aplauso generalizado de la Arena Monterrey ya que aunque fue corto su aparición en la obra, logró llenar el escenario de una chispa y energía que hacía falta hasta ese momento en la obra.

El cierre fue espectacular, los números de “Jesucristo Súper Estrella” y “Crucifixión” mostraron la calidad a la que nos tiene acostumbradas las producciones de Alejandro Gou, luces, excelente música y sobretodo el gran trabajo de Beto Cuevas como “Jesús” dejó a más de uno boquiabierto con lo que sucedía en el escenario y fue así que nos regalaron un gran final.

1 COMMENT

  1. Muy de acuerdo con la crítica. La obra fue un concierto maravilloso, una escenografía estupenda, vestuario increíble, pero me quedó a deber… me hizo falta esa interpretación, que si percibí en los actores que interpretaron, por ejemplo, a Caifás y Anás.
    Seguiría yendo a verla y pidiendo que estas puestas en escena lleguen a todo México… pero siempre hay algo que mejorar!

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