Redacción : Carlos Cerón

Batán Silva nos hace despegar hacia una historia de superación contra las adversidades más inminentes de la vida.

 

El cine es un espacio digno para visibilizar los sentimientos, problemas sociales o dilemas de la vida, y este último es justo lo que nos presenta el director Batán Silva y el protagonista-guionista Pablo Cruz Guerrero con La Nave, una comedia sobre la honestidad de estar vivo.

Miguel es un adulto que no está pasando por el mejor momento de su vida, luego de situaciones trágicas que han desmotivado su razón de ser, llegando a trabajando en lo que sería para él, un aburrido programa didáctico para niños llamado “La Nave”, sin contemplar que conocería a Gerardo (Santiago Beltrán) un niño con cáncer que le pediría a nuestro protagonista que lo lleve en su nave a conocer el mar, dando así a nuestro protagonista, un nuevo sentido a su vida.

Batán Silva nos muestra la forma más literal de la frase ‘nadar contra corriente’, pues de un lado vemos a un adulto que está harto de su alrededor y no siente ese cariño por la vida luego de perder muchas cosas, y por otro vemos a un niño con muchas ganas de vivir y de disfrutar cada momento en este mundo.

Sin duda, es de agradecer una cinta sin un elevado nivel de melodrama al tocar temas como la muerte y las pérdidas de nuestros seres queridos, es una cinta bien equilibrada entre el drama y la comedia, llevándonos nunca mejor dicho, por una ola de emociones, mostrándonos que siempre hay una nueva razón para seguir vivo.

La Nave, es una historia de un viaje personal de Miguel no solo por cumplir el sueño de Gerardo, sino que usó eso como motor para despertar ese espíritu y pasión que tenía escondido en una montaña de dolor, drogas y amargura, y las cinta nos lleva pro el viaje sin mucha exageración y sin alejarnos de la realidad del problema.

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