Cortesía Ocesa/ Fer Vega

Redacción: Arturo

La noche del 8 de noviembre en el Estadio BBVA de Monterrey se convirtió en una de esas veladas que quedarán grabadas en la memoria colectiva. Frente a 49,000 fanáticos ansiosos, Paul McCartney hizo historia en una noche otoñal, marcada por una leve llovizna que no logró apagar el entusiasmo de la audiencia. Aunque el concierto comenzó con un retraso de 45 minutos debido a problemas con el acceso, la espera solo aumentó la emoción del público.

 

El espectáculo arrancó con “A Hard Day’s Night”, y desde ese momento, la euforia se apoderó del estadio. McCartney, con su característico encanto, sorprendió a los regios saludándolos en español: “¡Buenas noches, regios! ¡Qué ha habido, raza!”, arrancando sonrisas y aplausos. Sin perder tiempo, siguió con “Junior’s Farm” y “Letting Go” de Wings, logrando que cada rincón del recinto vibrara. Su español poco fluido, pero sincero, conectó con los asistentes, sobre todo cuando dijo “¡Está conmadre!” antes de tocar “Drive My Car”.

Cortesía Ocesa/ Fer Vega

En una noche repleta de nostalgia, clásicos como “Got to GetYou Into My Life” y “Let Me Roll It” hicieron que los fanáticos corearan su nombre, generando un ambiente de comunión entre el artista y el público. En un momento emotivo, Paul dedicó “My Valentine” a su esposa Nancy, presente en el concierto, mientras imágenes de Natalie Portman y Johnny Depp interpretaban la canción en lenguaje de señas en las pantallas.

 

El estadio volvió a estallar en aplausos con “Maybe I’mAmazed”, recordando los tiempos de los 70, seguido por la nostálgica “In Spite of All the Danger”, una de las primeras grabaciones de The Beatles. Con “Blackbird”, McCartney desató un momento íntimo con su guitarra acústica, al tiempo que dedicó “Here Today” a su amigo y colega, John Lennon, en un tributo lleno de sentimiento.

Cortesía Ocesa/ Fer Vega

La sorpresa llegó con la interpretación de “Now and Then”, el último tema inédito de The Beatles, acompañado por imágenes del cuarteto de Liverpool, haciendo que la audiencia se sumiera en un emotivo viaje al pasado. Luego, “Lady Madonna”, “Jet” donde solo dijo “Esto esta chido” y “Being for the Benefit of Mr. Kite!” devolvieron la energía al recinto, aquí el público no paró de cantar y bailar.

Uno de los momentos más conmovedores de la noche fue el homenaje a George Harrison con “Something” pero antes, una pareja subió al escenario para hacer una propuesta de matrimonio en el escenario en presencia y bajo la bendición de Macca. A medida que los acordes resonaban, la multitud se unió en una mezcla de nostalgia y admiración, rindiendo tributo al guitarrista eterno de los Beatles.

Cortesía Ocesa/ Fer Vega

 

La noche estaba llegando a su fin, pero Paul McCartney aún tenía preparadas sus cartas más poderosas. Con “Ob-La-Di, Ob-La-Da” y “Band on the Run”, el Estadio BBVA estalló en alegría mientras los fanáticos coreaban cada palabra. Las emociones aumentaron cuando llegaron los clásicos “GetBack”, “Let It Be”, y “Live and Let Die”, acompañados de explosiones y fuegos artificiales, creando un espectáculo visual impresionante que dejó al público extasiado.

Cortesía Ocesa/ Fer Vega

Cuando interpretó “Hey Jude”, un himno de profunda carga emocional, muchos en la audiencia no pudieron contener las lágrimas. Paul salió del escenario brevemente, pero regresó ondeando una bandera de México, mientras sus músicos llevaban las de Gran Bretaña y la LGBTQ+. El momento fue épico, un símbolo de unidad y celebración.

Cortesía Ocesa/ Fer Vega

Para el cierre, McCartney nos llevó de vuelta al pasado con “I’ve Got a Feeling”, evocando el icónico concierto de los Beatles en el techo de Apple Records y con John Lennon de invitado en las pistas. A esto le siguieron “Birthday”, “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, y una versión impresionante de “Helter Skelter” que desató la locura total en el estadio. Finalmente, el cierre perfecto llegó con “Golden Slumbers”, “Carry That Weight” y “The End”, dejando a todos los presentes con la sensación de haber vivido una noche única e irrepetible.

 

El público sabía que había presenciado algo extraordinario. Una leyenda de la música, Paul McCartney, había convertido el Estadio BBVA en un lugar sagrado para los amantes de la música, recordándonos que, a La noche del 8 del noviembre del 2024 en Monterrey fue más que un concierto; fue una celebración de la música, de la vida y de la conexión emocional que McCartney ha forjado con sus seguidores a lo largo de décadas.

Cortesía Ocesa/ Fer Vega

Un espectáculo que muchos no olvidarán, lleno de recuerdos, emociones y, sobre todo, de la esencia inconfundible de Sir Paul McCartney. través de sus canciones, el espíritu de los Beatles sigue más vivo que nunca.

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