Fotografo: @misamalamigo

Redacción: Arturo Roti

El pasado viernes 15 de noviembre, los icónicos finlandeses de Sonata Arctica arribaron a la ciudad de Monterrey con una parada esperada de su gira, llenando hasta el último rincón del Café Iguana. La atmósfera no podría haber sido más perfecta: una noche otoñal con un clima fresco, ideal para recibir a una de las bandas más representativas del power metal melódico.

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Desde temprano, el recinto comenzó a llenarse de fervientes seguidores que, entre playeras de los discos clásicos, banderas y una energía palpable, se preparaban para una velada cargada de nostalgia y virtuosismo musical.

 

A las 9:30 p.m., con puntualidad absoluta, las luces del Café Iguana se apagaron, marcando el inicio de lo que sería una gran noche. El público guardó silencio por un instante mientras las partituras de “One Day” de “Hans Zimmer” resonaban en el lugar como introducción, creando un ambiente emocionante. Fue entonces cuando el baterista Tommy Portimo hizo sonar un potente “fill” que dio paso al arranque del espectáculo con “First in Line”, una explosión inicial que dejó claro que Sonata Arctica no vino a jugar, sino a conquistar.

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Sin descanso, continuaron con “Dark Empath”, donde la inconfundible y melodiosa voz de Tony Kakko, en impecables condiciones, brilló con intensidad, acompañada de los sólidos arreglos instrumentales que caracterizan a la banda. Poco después llegó “I Have a Right”, uno de los himnos de su álbum “Stones Grow Her Name”, que este 2024 cumple 12 años de haberse lanzado.

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El recorrido por su discografía no se detuvo, y dieron espacio para su más reciente producción, Clear Cold Beyond(2024), presentando los temas “California” y “AngelDefiled”, dos piezas que dejaron claro que Sonata Arcticasigue evolucionando sin perder su esencia melódica y épica.

 

El Café Iguana empezó a calentarse aún más cuando la banda dejó caer el primer tema épico de la noche: “Broken”, una canción cargada de emoción que desató los aplausos y los cánticos del público. Y si eso no era suficiente, la intensidad subió con “The Last Amazing Grays”, un clásico que evocó recuerdos y arrancó gritos de admiración de todos los asistentes.

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Entre tema y tema, Tony Kakko demostró su carisma habitual al bromear con los asistentes. En un momento, comentó que interpretaría “Careless Whisper” de Wham!, lo que generó risas y aplausos en el público. Sin embargo, lo que siguió fue la hermosa balada “Tallulah”, una de las joyas más sentimentales de Sonata Arctica, coreada con pasión por toda la audiencia.

El viaje en el tiempo continuó con un guiño a su primer álbum, Ecliptica (1999), para desatar la locura con los clásicos “Replica” y “My Land”, dos piezas inmortales que dejaron claro por qué Sonata Arctica es considerada una banda fundamental del power metal melódico. El Café Iguana, literalmente, tembló ante la energía del público, que ya para este momento estaba completamente entregado.

 

El cierre del set principal llegó con “Full Moon”, un clásico inolvidable que hizo que todos los asistentes, hombro con hombro, cantaran con fuerza y saltaran al ritmo de la música. Tras esta interpretación cargada de adrenalina, la banda dejó el escenario por unos momentos, pero el público no los dejó ir tan fácil.

 

Con una ovación ensordecedora, Sonata Arctica regresó para un encore final que sellaría la noche. La banda regaló dos de sus temas más épicos: “Flag in the Ground”, que trajo consigo una energía renovada, y “Don’t Say a Word”, una de las canciones más queridas de su repertorio. Esta última desató la última gran explosión de júbilo del público, cerrando una velada perfecta que dejó a todos los asistentes con una sonrisa y el corazón lleno de música.

 

En esa noche otoñal de Monterrey, Sonata Arctica reafirmó por qué son una de las bandas más queridas y respetadas dentro del género. La conexión entre los finlandeses y sus seguidores regiomontanos fue palpable, y sin duda, esa sinergia continuará por mucho más tiempo.

 

Una vez más, el Café Iguana se consagró como un recinto donde la magia del metal cobra vida, y Sonata Arctica demostró que, con décadas de trayectoria, siguen siendo titanes de la música melódica.

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