Redacción: Diana Alvarado
La noche del 22 de noviembre de 2024, el Escenarios GNP Seguros se iluminó con la energía inconfundible de División Minúscula, una de las bandas de rock más emblemáticas de México. A las 10:10 p.m., la banda salió al escenario, desatando una ola de emoción, gritos y aplausos de una multitud expectante. La velada se convirtió rápidamente en un viaje frenético de sonidos, emociones y desenfreno, donde los asistentes vivieron un sinfín de sensaciones, todas con el sello de la banda.
La primera canción de la noche, “Escombros”, se convirtió en un himno instantáneo. Desde el primer acorde, el público se levantó de sus asientos para cantar, gritar y bailar al ritmo de la poderosa voz de Javier Blake y el característico sonido que ha marcado la carrera de División Minúscula. La energía estaba a flor de piel y la conexión con el público, tan visceral como siempre, fue inigualable.
La velada continuó con algunos de los éxitos más queridos de la banda, como “Veneno es Antídoto”, “Beso al Aire”, “Humanos” y “Beso a la Medida”. Cada tema, con su cargado mensaje de rebeldía y emoción, mantenía a los asistentes en pie, creando un ambiente de fraternidad y libertad. La banda no perdió el pulso de la noche, con un repertorio cargado de éxitos como “Diamantina”, “Tan Fuerte”, “Tan Frágil”, “Frenesí”, “Control” y “Sueños de Verano”.
Después de ese bloque de temas que hicieron delirar a la multitud, el grupo continuó con lo mejor de su repertorio, destacando canciones como “Mis Terroristas”, que incitó a los asistentes a cantar con todo el alma. Fue el preludio para una de las sorpresas de la noche: el solo de guitarra de Javier y Bucho en “Préstame tu Piel”, que dejó a todos sin aliento y se convirtió en uno de los momentos más memorables de la noche.
Como colofón final, la banda cerró su presentación con “Cursi”, una canción cargada de melancolía y energía a la vez, y el emblemático tema “Voces”, con el que no solo hicieron vibrar el recinto, sino que también sellaron una noche inolvidable para todos los presentes.
La magia de División Minúscula sigue intacta, y su legado como banda de culto del rock mexicano se reafirma cada vez que suben al escenario. La noche del 22 de noviembre fue una prueba más de su capacidad para conectar con su público, ofrecer un show lleno de fuerza y emoción, y, sobre todo, hacer que todos los asistentes se sintieran parte de esa “gran familia” que el rock crea.
En resumen, fue una noche para el recuerdo, donde la música y la pasión se fusionaron en un solo grito colectivo. ¡Larga vida al rock de División Minúscula!