Fotografo: @gusmalamigo

Redacción: Arturo Roti

El 5 de marzo, la ciudad de Monterrey fue testigo de una noche inolvidable en el Café Iguana con el regreso de los noruegos Leprous. En su segunda visita a tierras regias, la banda de metal progresivo ofreció un show de dos horas de intensidad absoluta, donde la maestría musical y la conexión con el público se fusionaron en un espectáculo hipnótico.

 

Puntuales, a las 9 en punto, los primeros acordes de “SilentlyWalking Alone” dieron inicio a un viaje sonoro en el que la técnica y la emoción fueron protagonistas. Desde ese momento, la energía de la banda se propagó como un incendio entre los asistentes, que llenaron el recinto con una entrega total.

Fotografo: @gusmalamigo

Sin perder tiempo, Leprous continuó con “The Price” de su álbum The Congregation, desatando una ola de entusiasmo. Fue entonces cuando el carismático vocalista y tecladista Einar Solberg se dirigió a la audiencia en español: “¡Monterrey! ¿Cómo están?, ¿todo bien?”, desatando una ovación ensordecedora. Con humildad y simpatía, se disculpó por su limitado español y pidió permiso para continuar en inglés, antes de dar paso a “Illuminate”, donde la destreza instrumental de la banda se desplegó con precisión quirúrgica.

 

El virtuosismo de Baard Kolstad en la batería se hizo evidente, con una ejecución imponente que elevó cada canción a un nivel superior. “I Hear the Sirens” fue un deleite vocal, con Einar alcanzando notas cristalinas que resonaron con una madurez y expresividad sobrecogedoras. A estas alturas, la conexión con el público era total: los asistentes coreaban cada estribillo, inmersos en la atmósfera melancólica y potente de la banda.

Fotografo: @gusmalamigo

Tor Oddmund “Toro” Berg, con su guitarra en mano, demostró por qué es uno de los músicos más sólidos de la escena progresiva actual. La banda prosiguió con “Like a Sunken Ship” y temas de su más reciente producción Melodies of Atonement, consolidando una presentación en la que el equilibrio entre potencia y sutileza fue una constante.

 

Uno de los momentos más emocionantes llegó cuando Einarpropuso una votación entre dos de sus clásicos: “ForcedEntry” o “Passing”. Con gritos y vítores, el público eligió la segunda, y Leprous la ejecutó con una precisión que dejó sin aliento a más de uno.

 

La noche avanzaba con más joyas como “NighttimeDisguise” (Aphelion) y “Unfree My Soul”, cuando un inesperado apagón interrumpió la presentación por unos minutos. Sin embargo, la banda supo manejar la situación con profesionalismo, retomando el set con la misma intensidad de antes.

Fotografo: @gusmalamigo

El clímax llegó con “Below” y “Faceless”, esta última una joya de su último álbum, para la cual invitaron a algunos fans al escenario para acompañarlos en los coros. La emoción en el rostro de los afortunados fue el reflejo del sentimiento de toda la audiencia.

 

Para el cierre, Leprous guardó lo mejor. “Castaway Angels” y “From the Flame” prepararon el terreno para el desenlace épico con “Slave”, donde Baard Kolstad desató su furia en la batería con una ejecución feroz y magistral. Sin embargo, el público exigía más, y tras un breve encore, la banda regresó para ofrecer dos temas adicionales: “Atonement” y la hipnótica “The Sky Is Red”. En esta última, los músicos saltaron en un trance casi coreografiado, como si estuvieran en una danza contemporánea de movimientos largos y pausados, contagiando al público hasta el último acorde.

Fotografo: @gusmalamigo

Cuando la última nota resonó en el aire, la ovación fue ensordecedora. Leprous se despidió de Monterrey con una presentación que dejó huella en la memoria de todos los asistentes. Técnica impecable, emociones a flor de piel y una entrega total: así se vivió esta segunda visita de los noruegos, dejando claro que su música trasciende fronteras y conecta almas.

 

Sin duda, una noche que pasará a la historia del metal progresivo en la Sultana del Norte.

Fotografo: @gusmalamigo

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here